miércoles, julio 04, 2007

Cosas que no se que son

Me vuelco… irremediablemente hacia ti,
…sin razón alguna…
…sin propósito definido…
…simplemente me doy
porque creo que escuchas…

Baudrillard, en un ensayo muy extraño acerca de Norteamérica describe los bastos territorios de Texas, las inhumanas distancias de las calles, las luces neón de hoteles y restaurantes sobre los incesantes caminos que no llevan a ningún lado, las carreteras infinitas, los pies (pays de manzana) y a la gente que ronda como zombis por las calles de Houston; que extraño es saber de ese lugar sin haberlo visitado, reflexiono, lo siento conocido, como si alguna zona de mi cabeza o mi cuerpo hubiera viajado por esas inmensas calles, las imagino incoloras y sin olor, debe ser como la zona industrial de Vallejo pero un millón de veces más limpia. Baudrillard impone sobre esta primera experiencia en el territorio [north] americano una sensación que solo puedo calificar de horrenda… desolación nocturna, impregnada de breves vientos y abusivos fríos; así me parece Texas, más allá de la imagen del cowboy, las veredas y valles atiborradas de ganado; más bien calles regulares (regularcísimas), intolerables rectas que se detienen al iniciar un desierto, cielo azul, postes de luz inmaculadamente organizados, bastimentos de casas y edificios como tecelaciones que conforman una ciudad, una ciudad en medio de la nada y una nada luminosa, que da paso a la bellísima naturaleza del desierto, aburridísimo para Baudrillard, sin sus seres [humanos] complicados que se manifiesten para proveer todos los desconciertos de su libro… porque el desierto está más allá de sus interpretaciones simbólicas, indexicales y sígnicas… más allá de sus simulacros.

Unas páginas más tarde quedé aterrado de una descripción que aún me crispa la mente, lo que le parece lamentable a este francés es que la gente coma sola, uno tras otro los norteamericanos toman su cajita de lunch, escrutan la banca de algún parque cercano y comen sus emparedados en una privacidad absurda, impuesta… ¿lamentable?
Ese acto tan sagrado en América Latina, el compartir los alimentos con la familia, lugar donde se dirimen y plantean las problemáticas familiares; espacio público consanguíneo, mínimo elemento del sistema social que se manifiesta en rito de la consagración de la trama, que a su vez asigna al individuo a una jerarquía, a su estatus; espacio-tiempo convergente para las noticias más alentadoras, los anuncios más insospechados, los reclamos más absurdos, los desacuerdos acaloradas y los juegos inoportunos, todo esto, no sucede en la working class gringa… que razón tiene este jijo de su… Baudrillard, pero lo peor de todo es que me proyecto; yo llego a mi casa a las tres de la tarde y simplemente me preparo algo de comer, en un ritual desprovisto de complejidad, para decirlo de manera clara: es bastante chafa, escueto pues, demasiado… simple; unas cuantas verduras cocidas, una pieza de pollo, una sopa de hace días… y una absoluta soledad… me viene a la mente una plática que tuve contigo, acerca de cómo necesitamos a las personas, y mi respuesta es inmediata: la presencia, somos seres gregarios por naturaleza, estamos conectados y sin embargo, en ocasiones, simplemente nos negamos a compartir… ¿hum?

Aquí es donde viene una reflexión importante, durante mucho tiempo en el análisis (psicoanálisis) se volvió una consigna el crear mi independencia, que ahora simplemente me estorba. Al principio romanticé demasiado la idea de tener una independencia, como si ese espacio creado en la psique fuera a dar como resultado, casi de manera mágica, un espacio libidinal dentro de mi mente, y es precisamente aquí donde la cosa es muy extraña; con un trabajo estable, un carácter afable, simpático y con un futuro promisorio (al menos eso creo), estoy solo, y de espacio libidinal, interno, de coherencia, orden y cura en mi cabeza… se me hace que no hay mucho; aunque esto parezca una contradicción, es decir, después de siete años en el análisis simplemente no estoy dispuesto a esperar a que este problema cambie.
Esta bien, se que es mucho azote para decir simplemente que me siento solo, pero es un camino que es necesario transitar en la mente, esa pregunta viene con otras que me parecen seductoras y productivas…hoy por la tarde me pregunté cual era mi necesidad imperiosa de tener a alguien a mi lado, cuando conocí a Rossana años más tarde me di cuenta que había quedado trunco un proceso en mi que ahora parece evidente retomar, una necesidad individual de mantenerme solo, de construir mi cuerpo, mi propio lenguaje, de edificar la vida con mis propias prerrogativas, la verdad que por eso no me siento tan mal, retomar ese camino me ha recordado lo elegante y tranquilizador que me parece estar solo…
Aquí hay dos cosas; en primer lugar la necesidad imperiosa y por otro lado el cuestionamiento de dicha necesidad… ¿o no? Bifurcaciones infinitas de mis pensamientos, si o no, afirmativo o negativo, y luego trifurcaciones, más o menos, no lo se, tal vez, este recorrido en mi mente crea un mapa, más bien, infinito, como esas bifurcaciones de Stein, que en la percepción parecen ser atraídas a puntos de gravedad en los que la función nunca acaba de llegar, esa es mi sensación, un infinito continuo que no llega que no acaba, solo continua… pero ¿dónde estas tu en todo esto?
Te extrañe muchísimo ahora que te fuiste a Londres y me saque más de onda cuando me enteré que regresaste pero que no hablaste para avisar, eso tampoco me preocupa, pero si me pareció muy rudo eso de que no mandaras ni un mail. Supongo que tienes mucho trabajo, eso también esta muy bien, pero en mi cabeza había elucubrado algunas cosas: supongo que necesitas dinero para restablecer lo que te gastaste, yo ni te pensaba pedir el dinero que te di para los libros, pero no insistí porque no nos habíamos comunicado, es más no se si esto que te digo es cierto; por otro lado supongo que tienes un millón de clases atrasadas y eso también te tiene ocupada.

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